sábado, 28 de noviembre de 2009

Lo posible en Literatura

El escritor Augusto Roa Bastos inicia su novela "Hijo de hombre" con la siguiente oración: "Hueso y piel, doblado hacia la tierra, solía vagar por el pueblo en el sopor de las siestas calcinadas por el viento norte."

Había leído esta oración repetidas veces. Algo me parecía que estaba mal, aunque no sabía decir qué. Observando más detenidamente dí con una contradicción:
En el sujeto de la oración aparecen dos sustantivos (hueso y piel) pero en el predicado, el verbo (solía vagar) y el adjetivo (doblado), aparecen en singular. En Gramática se dice: el núcleo del sujeto y el verbo deben concordar en persona y número; y el sustantivo y el adjetivo que lo acompaña deben concordar en género y número; lo contrario no es posible: es un error gramatical.

Me pregunté entonces: ¿por qué el autor puede colocar en la oración el verbo "solía vagar" y el adjetivo "doblado" si no concuerdan en el número con el sujeto "hueso y piel"? Mi primera respuesta fue: porque en el uso del lenguaje dentro de la Literatura se permiten ciertas libertades. Como me sentía insatisfecho con esta respuesta, pensé un poco más:
en el transcurso de la narración el autor nos representa a un anciano pobre y esquelético; entendemos entonces que el sujeto "hueso y piel" representa los rasgos físicos más destacados de un sólo individuo; y así, como el sujeto que realiza la acción representada por el verbo es uno, el autor puede hacer que el sujeto "hueso y piel", el verbo "solía vagar" y el adjetivo "doblado" formen parte de una misma oración, aunque no concuerden, bajo el punto de vista gramatical, en el número.

David Galán Parro
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7 de noviembre de 2009

1 comentario:

  1. Se trata de un recurso propio de las técnicas impresionistas: se omiten sujetos y se sobreentienden elementos lógicos de la oración que el lector recompone casi sin esfuerzo. La oración citada tiene una gran carga expresiva. Desde el punto de vista lógico debería haber al menos dos oraciones, o una más compleja, puesto que se expresa más de una idea, pero la solución de Roa Bastos es de una inteligencia y una sensibilidad admirables.
    Chomsky habría dicho que, en la estructura profunda, el autor expresa al menos lo siguiente:
    A)Hay alguien de aspecto famélico;
    B) Ese alguien vaga por el pueblo a la hora de la siesta.
    Todo acto de comunicación es un problema: qué voy a decir y cómo lo voy a decir. Roa Bastos lo resuelve con un enunciado sobrio que envuelve al lector.

    ¡Un saludo, David! (Borra el comentario si quieres, es solo una manera de que Sergio vea que estuve por aquí!)

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